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El sonido del golpeteo de un cucharón con el sartén provocó el entusiasmo de los que estábamos ahí.  Desde un balcón en el primer piso del hotel Binnuguenda y entre gritos y abrazos el Cardenal Corripio Ahumada nos anunciaba el inicio del nuevo año, 1987.
 

Qué buscábamos en aquel aire húmedo: no lo sé, posiblemente cada uno de los que estuvimos ahí tenga su propia respuesta. Quizá, inconscientemente aspirábamos a ser como los Binigulaza, aquellos seres de la mitología Zapoteca que “descendieron de una nube en forma de aves hermosas de plumaje multicolor, de extraños y melodiosos canticos. Los más valientes guerreros, los más ilustres sacerdotes. Altos y robustos, magos, médicos y adivinos. Constructores y sabios al leer cielos estrellados… Caprichos del futuro”.

Dualidad tropical. ólero sobre tela. OSL 1997.

Tianguis. ólero sobre tela. OSL 1997.

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  El viento corrió toda la noche en la calle, repetía tu nombre. El polvo de la madrugada se acostó con la música. Todas las luces en la calle eran rojas y azules, fluorescentes como enaguas.
 
Se hizo larga la carretera, y fría. Traigo el polvo de la envidia atorado en la garganta. La rama seca del almendro se siente mujer fatal, lleva el escote generoso que le permite la media plana del periódico amarillo.
 
En la miseria del patio cunde el discurso de los políticos, todo está por hacer. El noticiero de la radio existe bajo el sol. El vacío es la oportunidad del lobo. Enciendan los micrófonos para dar voz al pueblo del aire.
 
La voluntad del hombre es una rima mal medida pero eso no importa, pasaron ya los tiempos del ripio. Y ya regresan. El perro lame su sarna.
 
La oscuridad se mete en la selva con falda corta, genera pudor en los poetas.
                                                                     
                                                               -Cesar Rito Salinas-     

 

Aldea. ólero sobre tela. OSL 1997.

Para que nadie me encuentre/    

Vivo encerrado en una caseta telefónica./    

 

Mi perro me guarda, y a la caseta del teléfono/    

Cuando alguien llama a la puerta de mi encierro,/  

O pretende encontrarme por vía telefónica,/  

Mi perro responde con lentos, firmes ladridos,/  

Que hacen alejarse a los más obstinados./    

 

Es bueno vivir así, como si uno ya hubiera muerto./    

Vivir así, solo, olvidarse del mundo./  

Únicamente con la compañía del perro/  

Que me guarda y me guía.      

                                                                 

-Cesar Rito Salinas.-

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Ólero sobre tela. OSL. 1990

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Ólero sobre tela. OSL 2005.

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Ólero sobre tela. OSL 2005.

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Ólero sobre tela. OSL 2005.

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Ólero sobre tela. OSL 2005.

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Bodegón. ólero sobre tela. OSL 1972.

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Desierto. ólero sobre tela. OSL 1972.

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Mercado.. ólero sobre tela. OSL 1997.

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Bodegón. ólero sobre tela. OSL 1973.

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Bodegón. ólero sobre tela. OSL 1971

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Aldea. ólero sobre tela. OSL 1997.

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Madera, tela, ojalata. OSL 2006.

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Tianguis. ólero sobre tela. OSL 1997.

Bodegón. ólero sobre tela. OSL 1971

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OSL 2006.

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