Óscar Sánchez L.
"La libertad no es una idea política, ni un pensamiento filosófico, ni un movimiento social. La libertad es un instante mágico que media en la decisión entre dos monosílabos: sí y no”: Octavio Paz.
La libre expresión es un derecho inherente al ser humano, no debemos aceptar que alguien nos quiera otorgar o despojar de algo que nos pertenece por naturaleza. En ese sentido la función del gobierno es la de garantizar que los ciudadanos gocemos de ese derecho y la función de cada uno de nosotros es la de aplicar esa libertad con responsabilidad, transparencia y respeto.
Las personas que tenemos la oportunidad de publicar nuestra opinión en los medios de comunicación adquirimos doble compromiso gracias a que usted hace el favor de “leernos”. Con relación a ese compromiso se maneja un concepto que causa polémica: la objetividad.
Es común escuchar el reclamo de alguna persona cuando el periodista pierde “objetividad”. También señalamos cuando el árbitro no actuó objetivamente en un partido de futbol y así, podría agregar ejemplos de situaciones en donde exigimos ante todo objetividad. Sin embargo, es posible que confundamos la aplicación del término. Permítame decirle que estoy convencido que la objetividad, en el sentido que normalmente le damos, no es aplicable, y le voy a explicar porqué:
Las personas mostramos tendencia a interpretar lo que vemos, escuchamos y sentimos de acuerdo a las experiencias, deseos, intereses y necesidades que tenemos. Ante un mismo hecho, lo que para un individuo puede ser gratificante para el otro puede resultar perturbador y la importancia de esa situación está en que ambas personas pueden estar en la verdad.
Al entrar en una habitación: el decorador dará énfasis al mal gusto en los muebles, el ecologista centrará su atención en la falta de plantas naturales y el artista opinará sobre los cuadros en la pared. De la realidad, cada quien toma el trozo con el que más se identifica sin la necesidad de que las preferencias de los demás constituyan una falsedad.
Aún la propia justicia está sujeta a interpretación. Esa pluralidad de opiniones, muchas veces coincidentes, otras diferentes, son el elemento que nos da valor como individuos, que nos hace irrepetibles, únicos.
En ningún código de ética he encontrado que se señale la objetividad como un fin. En mi opinión, el periodista debe tener como fin, ante todo, la búsqueda de la verdad. Ser transparente y encontrar elementos de sustento a las afirmaciones que hace, son su obligación.
La transparencia otorga el valor de honestidad al establecer la congruencia entre lo que se piensa y lo que se escribe. Los elementos de sustento conceden el valor profesional. Así pues, transparencia y elementos de sustento, sumados a la diversidad de puntos de vista en un medio de comunicación, son los elementos que otorgan el equilibrio informativo confiriéndole credibilidad, que es lo que usted exige y merece como lector.
Tomando como argumento lo anterior: el periodista es y puede ser subjetivo sin faltar a la ética.